Plan financiero personal: Cómo y por qué redactarlo
Independientemente del libro de presupuestos personales que abra o de las ideas del presentador del podcast que le parezcan más atractivas, la mayoría absoluta coincide en que la planificación financiera es una necesidad absoluta para cualquiera que quiera tener el control de sus finanzas. Por supuesto, puedes reunir todo el dinero que te quede en la cartera al final de la semana y guardarlo, ¡pero eso es mejor que no ahorrar nada! - pero contar con un plan financiero adecuado para empezar le permitirá no sólo asegurarse de que le sobra dinero cada semana, sino también comprender mucho mejor a qué se destina realmente el resto.
Si nunca has redactado un plan financiero, prepararte para escribir el primero puede parecer complicado. ¿Por dónde empezar? ¿Qué debe incluir el plan y cómo debe asegurarse de seguirlo? No te preocupes: un plan financiero no es un documento oficial que tenga una estructura exacta y unos puntos obligatorios. Se trata más bien de directrices personales - y en este artículo, el equipo de tu aplicación favorita de ingresos pasivos Honeygain te explicará cómo puedes hacer que funcionen a tu favor.
¿Qué es un plan financiero?
Un plan financiero incluye información detallada sobre tus ingresos (salario, inversiones, ingresos pasivos, becas, regalos, etc.), gastos (alquiler, transporte, comestibles, ocio, vestuario, salud, etc.) y objetivos financieros. Básicamente, es un desglose de cuánto dinero recibes y cómo lo gestionas para asegurarte de que se ajusta a tus necesidades y deseos.
¿La planificación financiera no es cosa de ricos?
¡En absoluto! El caso es que todo el mundo tiene finanzas, y ya sea rico o pobre, todo el mundo tiene sus propios retos diarios. Si configura el plan financiero en función de sus capacidades, necesidades, deseos y objetivos personales, podrá tener mucho más control sobre su dinero y acercarse a los objetivos que se ha marcado para usted y su familia, ya sea comprarse una casa en las Bahamas o saldar por fin sus deudas de estudios.
Por supuesto, muchos ricos hacen de la planificación financiera una de sus prioridades, simplemente porque necesitan planificar muchas cosas: además de unos ingresos elevados, suelen tener muchos compromisos financieros y utilizan muchos más instrumentos financieros que el ciudadano medio. Sin embargo, un plan financiero es fácil de adaptar a la situación de cualquiera: aunque no necesites gestionar una cartera masiva de inversiones y bonos, puede que quieras, digamos, vigilar tus gastos para poder ahorrar más dinero para el pago inicial de la casa de tus sueños.
¿Con cuánta antelación debo planificar?
Honestamente, esto es extremadamente individual. Piensa en ello:
- Por mucha experiencia que tengas: el camino m ás directo al fracaso es ser demasiado ambicioso y empezar con un plan financiero a 3 o 5 años. Si estos son tus primeros pasos en la planificación financiera, calienta motores planificando con una o dos semanas de antelación. Una vez que te sientas cómodo con la aproximación de tus gastos y la división de tus presupuestos, podrías dedicarte uno o tres meses.
- La estabilidad de tus ingresos: es casi imposible planificar con mucha antelación cuando no tienes ni idea de cuánto dinero vas a recibir el mes que viene. Si su único ingreso es un sueldo fijo, le resultará mucho más fácil planificarse para, digamos, unos meses que una persona cuyo sueldo varía en función de sus resultados mensuales o alguien que depende de fuentes de ingresos pasivos que no se pueden predecir con exactitud.
- Cómo de estable es tu vida cotidiana: si repasas tus gastos de los últimos meses y ves que básicamente se repite el mismo ciclo, la planificación financiera te va a resultar pan comido. Sin embargo, si tiene muchos gastos imprevistos, como viajes o reparaciones domésticas, no podrá planificar durante largos periodos de tiempo (a menos, por supuesto, que se limite a destinar una determinada cantidad a gastos imprevistos y se dé por vencido).
- Tanto si sus objetivos son a corto como a largo plazo: piense durante cuánto tiempo tendrá probablemente que seguir ahorrando dinero para alcanzar sus objetivos financieros. Si tus planes son pequeños y cambian cada pocos meses, seguro que no necesitas un plan financiero a 5 años; desde luego, tiene mucho más sentido que alguien que aspira a comprarse una casa prepare un plan financiero a largo plazo que alguien cuyo objetivo actual es comprarse un par de botas nuevas.
¿A qué debo dar prioridad?
Al iniciar su plan financiero, empiece por lo que está grabado en piedra, es decir, lo que sin duda no cambiará. Enumera los ingresos que obtendrás con toda seguridad (¡no especules sobre si tu madre te dará 20 dólares por tu cumpleaños en lugar de comprarte otro par de calcetines!) y los gastos que definitivamente no evitarás (por ejemplo, el alquiler o la factura del teléfono). Esto te permitirá ver la situación financiera real a la que te enfrentas y no dejar pasar ningún pago importante antes de que venza el plazo.
A continuación, piense en sus objetivos financieros. Una vez que los tengas controlados, podrás calcular cuánto dinero necesitarás ahorrar cada semana o cada mes para poder conseguirlo a tiempo. Algunos expertos utilizan la fórmula SMART para recordar a sus clientes cómo debe ser un buen objetivo:
- S - Específico (preciso y exacto)
- M- Mensurable (puede definirse mediante una cantidad determinada)
- A- Alcanzable (es decir, realista)
- R- Relevante (influye realmente en cómo te sientes)
- T - Basado en el tiempo (puede definirse por un hito determinado o un plazo)
Supongamos que quieres ahorrar para un viaje de verano que cuesta 500 $. Se trata de un objetivo preciso (S) que tiene un valor financiero determinado (M). Piensa cuánto tiempo te queda y divide el coste entre las semanas o los meses: si puedes reservar esta cantidad de dinero de forma regular, es un objetivo realista (A). Puesto que te levantará el ánimo después de un largo año escolar, es indudablemente relevante (R), y la fecha en la que empiezan tus vacaciones es una fecha límite clara (T), lo que significa que tienes un objetivo SMART entre manos.
Para que te hagas una mejor idea, aquí tienes algunos ejemplos de cómo es un objetivo financiero mal planteado:
- Hacerse rico (no específico, no medible, no basado en el tiempo)
- Ahorrar 10.000 dólares cada mes (no es un objetivo temporal y probablemente tampoco sea realista).
- Para ganar más dinero en tu trabajo (no tiene nada que ver con la forma en que gestionas tus finanzas)
Siguiendo la fórmula SMART, sencilla y fácil de memorizar, puedes establecer objetivos a corto o largo plazo y mantenerte motivado para alcanzarlos.
¿Y un plan financiero para toda la familia?
Si tienes una relación seria o una familia, quizá te resulte más fácil ocuparte de la planificación financiera de toda la familia. Después de todo, es probable que lo hayas hecho:
- Un presupuesto o cuenta común
- Objetivos de futuro compartidos
- Valores financieros similares
Redactar y seguir juntos un plan financiero puede dar pie a muchas discusiones significativas en la familia, lo que puede ser una gran oportunidad para identificar sus prioridades, reconocer las áreas de gasto innecesario e incluso enseñar a sus hijos a gestionar sus finanzas de forma inteligente desde una edad temprana.
He aquí algunos consejos para ayudar a su familia a tener éxito en la planificación financiera:
- Aunque cada uno debe encargarse de controlar sus propios gastos, lo mejor es designar a un miembro adulto de la familia, responsable y detallista, para que lleve la cuenta de la situación de toda la familia. Esto ayuda a detectar los problemas a tiempo y encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde.
- Cuando se trate de objetivos financieros a largo plazo, discútanlos de antemano y tomen la decisión juntos: así, todos se sentirán igual de motivados y deseosos de alcanzarlos. Por ejemplo, si el objetivo es hacer un viaje de verano al extranjero, no se quede ahí: elija un destino que a todos (no sólo a los niños o a uno de los padres) les resulte atractivo y estén deseando visitar.
- Ahorrar para un fondo de emergencia es un plan vital de cualquier plan financiero, pero es especialmente importante cuando se tienen hijos. Tener hijos no sólo conlleva gastos imprevistos (por ejemplo, viajes escolares), sino también gastos mensuales más elevados, lo que se traduce en la necesidad de un mayor colchón de efectivo en caso de pérdida del empleo o de una urgencia médica.
Las estadísticas dicen que casi 2 de cada 5 hogares estadounidenses no podrían reunir una cantidad tan baja como 400 dólares en caso de emergencia. Esto es alarmante: aunque no se produzcan emergencias reales, estar siempre a un mal día de la quiebra supone un enorme estrés para toda la familia y perjudica tanto la salud mental como la física. Gestionar conscientemente su dinero y destinar regularmente una parte al ahorro le libera de preocupaciones por el futuro y le ayuda a alcanzar sus objetivos financieros sin imponerse normas muy estrictas a sí mismo o a su familia.
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